Daniel Perlman, amante de los vinos, inventor y biofísico de la Universidad de Brandeis, ha descubierto una solución al viejo problema del goteo de las botellas al servir el vino (y que manchan tantos manteles alrededor del mundo).
Este científico estudió videos a cámara lenta de gente sirviendo el vino y lo primero que observó fue que la caída era más extrema cuando una botella estaba llena. También comprobó que las gotas de vino tienden a curvarse y recorrer el lado inferior de la botella porque el vidrio es hidrofílico (que atrae el agua).
Para solucionar este entuerto, Perlman, ayudado por el ingeniero Greg Widberg, creó una ranura circular alrededor del cuello de la botella y justo debajo de la parte superior. De esta manera, cuando una gotita de vino encuentra esta ranura, no puede atravesarla e inmediatamente cae al vaso junto con el resto del vino. Tal y como muestra el vídeo publicado por la Universidad de Brandeis.
Después de muchas pruebas, este científico encontró la anchura perfecta del surco, aproximadamente 2 milímetros, y la profundidad, aproximadamente 1 milímetro, para que la corriente de vino no pueda pasar. Y para hacerlo utilizó un diamante para rallar el cristal.
Cierto es que ya existen productos en el mercado diseñados para evitar derramar el vino, pero requieren insertar un dispositivo en el cuello de la botella. Perlman no quería que los consumidores tuvieran que dar ese paso adicional después de hacer su compra. «Yo quería cambiar la botella de vino en sí», dice. «No quería que existiera el coste adicional o la inconveniencia de comprar un accesorio».