Tras dos años de pandemia por el Covid-19 y luego de enfrentar grandes retos en la Industria, en Colombia hemos logrado ir reactivando la economía y uno de los factores más beneficiados luego de un golpe duro, ha sido el turismo, donde la industria vitivinícola en conjunto con la gastronomía juegan un papel muy importante ya que han ayudado en gran parte a potenciarlo gracias a los incentivos y la confianza que le hemos generado a los turistas con políticas enfocadas en la bioseguridad, la recuperación de visitantes y la conectividad.
El turismo ha sido uno de los puntos más comunes en los candidatos para las próximas elecciones presidenciales en el País; con diferentes propuestas, todos buscan la manera de poder incentivarlo. Adicional, se ha pensado, que el turismo puede llegar a ser “el nuevo petróleo colombiano”, es el segundo generador de divisas del País, después del sector minero-energético y es uno de los llamados a potenciar la economía y a despertar el interés de empresarios e inversionistas del mundo. Tanto así, que la ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Ximena Lombana, proyecta para este 2022 la llegada de 3,1 millones de turistas no residentes, superando en un 49% el resultado de 2021.
Entonces, ¿Por qué es tan importante el papel del vino dentro del turismo?
Es importante porque es un complemento de la gastronomía, potencializando los sabores para lograr el maridaje perfecto, el vino se ha convertido en un factor fundamental en la experiencia del comensal. Además, el vino es un estilo de vida, es tradición, en pocas palabras, el vino tiene historias y son las que conforman la cultura de países y regiones que se van transmitiendo a lo largo del tiempo, conformando su identidad y la de las personas que habitan en ellas.
Y a pesar de que no somos un País productor de vino, su consumo se ha ido incrementando en todos los colombianos, sin embargo, nos hace falta instaurar más esa cultura del vino. Esto supone mayor conocimiento de la vitivinicultura; su evolución histórica, sus propiedades, beneficios, además de conocimientos del medio. Todo ello sin olvidar su vínculo con el desarrollo social, económico y sostenible, respetando siempre su consumo responsable y moderado.
Por esto, si en Colombia empezamos a darle más importancia a la cultura del vino, podríamos, paulatinamente potencializar aún más el turismo de nuestro País y darle el protagonismo que merece y así convertir el turismo en una realidad: “el nuevo petróleo colombiano”.